Poner en juego el silencio

Primer silencio: el del comienzo.
Nunca debemos comenzar enseguida que se nos da la palabra.
Esta quizá es la premisa que distingue de inmediato a un principiante de un orador experimentado.Si hay algún ruido o movimiento, espere que cese. La sala en silencio total. Observe a su público durante unos diez segundos. Mírelo a los ojos con actitud amable.
Comience a hablar en voz baja.
En el curso de una conferencia es por e! silencio y en el silencio, el momento que el orador es más expresivo. El virtuoso del violín Isaac Stem, respondió a una pregunta sobre por que si todos los músicos profesionales sabían ejecutar las notas correctas en el orden correcto, no todos eran brillantes, diciendo: “Lo importante no son las notas, sino los intervalos que hay entre ellas.”Los mejores oradores, como los mejores músicos, son los que conocen el valor de! silencio.
 
Fuente: Manual de Oratoria contemporánea.
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